viernes, 4 de septiembre de 2009

El pulso

El pulso miente, el paso falsea,
la arritmia enloquece,
el tiempo inerte se balancea sobre un jazmín
hecho de hueso y caliza,
me cobijo con la distancia,
mis pies guían hacia ninguna parte,
yo, vuelo sobre las sombras...

Me acuesto en el frío linóleo,
el cuerpo cubierto de sudor y escalofríos,
me siento mareado por extrañarte,
por sentirte, por ansiarte, por desearte...
¿alcanzas a escuchar mis aullidos?;
tu fuerza es más grande que la mía, puedo sentir tu poder,
te acercas sigilosamente,
posas tu cuerpo sobre el mío
cubro tu cuerpo con mi aliento,
acaricias con tus colmillos mis heridas,
aprendemos la distancia correcta
entre tu pecho y el mío;
me escondo en tus ojos estadíos
te pido que me des eso que tanto ansió
y alimentes mi deseo.

Siento tus manos sobre la cara,
caricias frías al compás de la noche,
te escucho decir:
“silencio y no trates de moverte”
(yo solo tengo fuerza para obedecerte)
“te daré todo lo que deseas... y más…”

Despierto sediento de recuerdos,
ninguno llena el vació de la noche anterior,
una mezcla de dolor y éxtasis corre por mis venas
la sed no sede... el vino no la calma... el agua tampoco….

Me busco en el espejo…
en el solo encuentro
el reflejo de alguien que era yo.


Perdón Por Lo Cometido…


Mauricio Gutiérrez

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